José Alfonso Morera Ortiz tiene en común con su pariente nacido un siglo antes, Jaime Morera y Galicia, su vocación de pintor y su interés por la naturaleza. Su padre José Morera Martínez, farmacéutico, era también aficionado a la pintura y a la decoración de botes de cerámica que él mismo modelaba con un torno. Su madre, Cándida Ortiz Ortiz, poetisa y rapsoda, con siete libros publicados, algunos ilustrados por su hijo.3
A los diez años, una hepatitis agravada por fiebres de malta le obliga a guardar cama durante año y medio. Durante este tiempo, empezó a pintar y buscó un apodo como los pintores el Greco o el Bosco. Surgió así “el Hortelano”. En 1970 empieza a estudiar Farmacia y abandona la carrera poco tiempo después para dedicarse exclusivamente a la pintura.
En 1972 comienza a participar en exposiciones colectivas y a publicar en revistas alternativas del momento como Star, Ajoblanco, El Viejo Topo, Triunfo, etc.2